Daisy Lynne, una sumisa sensual, tuvo la tarea de demostrar el valor de su novia zorra. Vestida con un equipo de bondage, soportó el sexo duro y la degradación, convirtiéndose en la puta que su novia estaba acusada de ser. Este intenso encuentro BDSM empujaba límites, sin dejar lugar a la misericordia.