Una pelirroja ardiente, apenas legal, se regocija en su atractivo juvenil. Es una entusiasta del auto-placer, acariciando hábilmente su cuerpo bien formado hasta el éxtasis, su carmesí se encierra desorganizado, sus calcetines a rayas agregando un toque de encanto travieso. Indiscutiblemente joven, sinscaradamente sensual.