La constante cháchara de mi hermosa novia gorda me volvía loco, pero no tanto como su piel suave y sedosa y sus curvas deliciosas.Su incesante chupada solo avivaba mis ganas de una sesión caliente de apasionado amor.Su maduro, amplio pecho y apetito insaciable por el placer hacían que cada encuentro fuera inolvidable.